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Los nuevos radares ya toman posiciones en Carbajosa: estas son las zonas donde empezarán a multar
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La avenida Carbajosa, la calle Salamanca, Juan de Herrera y Gil de Hontañón lucen desde este jueves un nuevo elemento en su paisaje urbano: las primeras cabinas para radares de velocidad fijos.
Durante esta mañana se ha desarrollado la instalación de estas estructuras de material reforzado y de gran altura, que marcarán un antes y un después en la seguridad vial del municipio.
La medida no es nueva: lleva meses sobre la mesa, pero ahora se hace realidad con una inversión de 77.360 euros. El sistema completo incluye cuatro cabinas y un radar que se irá rotando entre ellas que, en caso necesario, podrá ser transformado en radar móvil para su uso en los vehículos de la Policía Local.
Los puntos elegidos no son aleatorios. En la calle Salamanca, la cabina se encuentra situada junto a la gasolinera Cepsa. En la avenida Carbajosa, se ha instalado en la parte más alta del puente de acceso al municipio, en dirección a Salamanca. En Juan de Herrera, está ubicada junto a La Jungla Sport, y en Gil de Hontañón, junto a la Lavandería OpenBlue. Todos ellos son tramos donde los vecinos han señalado reiteradamente el exceso de velocidad como una preocupación constante.
No será de uso inmediato: según ha podido saber Carbajosa Noticias, a lo largo de la semana que viene se llevarán a cabo las primeras mediciones técnicas para ajustar su funcionamiento y garantizar que el margen de error es cero. Después llegará un breve periodo de pruebas, sin sanciones, para garantizar que todo funciona como debe.
El objetivo, según se ha repetido en varias ocasiones el jefe de la Policía Local, Gabriel Moreno, es claro: reducir la velocidad en las vías más transitadas de Carbajosa y mejorar la convivencia entre vehículos y peatones, especialmente en puntos críticos donde se han registrado comportamientos imprudentes.
“No tiene un fin recaudatorio”, ha insistido en anteriores ocasiones, recordando que los tramos seleccionados han sido los más señalados por los propios vecinos.
Las cabinas son visibles, robustas y disuasorias. Su sola presencia pretende que se levante el pie del acelerador y se garantice un entorno más seguro. Aun así, no será hasta dentro de unas semanas cuando comiencen a imponerse sanciones de manera efectiva, una vez que finalice el periodo de adaptación.
