En un año tan significativo como este, donde la radio en España celebra su centenario, Ricardo Montilla, una de las figuras más queridas y respetadas del periodismo radiofónico en Salamanca, se sienta a reflexionar sobre su extensa y variada trayectoria en el medio. "Crecí escuchando el viejo transistor en casa de mi abuela y ver cómo la radio ha aguantado todo tipo de embestidas y sigue más en forma que nunca me produce un placer extraordinario".
Así comienza nuestro encuentro, desde el Centro Cultural de Carbajosa, con un Montilla visiblemente emocionado. Su carrera, que ya abarca casi tres décadas, lo convierte en un testigo privilegiado de la evolución de la radio.
Sus primeros pasos fueron en Radio Alba de Tormes, un verano que pasó con tres amigos y que describe como "un dulce sueño de verano". Aquel primer contacto con los micrófonos, en lo que él considera una especie de juego de adolescentes, sembró la semilla de una pasión que ha perdurado a lo largo de los años. "Era algo así como un dulce sueño de verano, que es lo que duró pero que abrió un sinfín de emociones en mí", recuerda Montilla con una sonrisa nostálgica.
Luego vendría una década en Radio COPE, donde vivió los años más intensos y formativos de su carrera. "La más dura, pero también la de mayor aprendizaje", dice Montilla, quien tuvo la oportunidad de trabajar bajo la tutela del legendario José María García, participando en programas emblemáticos como 'Tiempo de Juego'. "Fue un acelerón profesional al que siempre estaré agradecido", añade.
El salto a la televisión llegó como una nueva aventura. Montilla trabajó en Canal Cuatro y Localia, donde descubrió el poder de la imagen pero sin perder su esencia de narrador. "Llegué a la tele siendo absolutamente natural, sin condimentos, sin filtros y sin complejos. El medio cambiaba pero no mi forma de comunicar", afirma. Sin embargo, esta etapa también estuvo marcada por desafíos personales que enfrentó con entereza.
Desde hace 16 años, Ricardo Montilla es una de las voces más reconocidas de la Cadena SER en Salamanca. Ha pasado de ser un comodín en programas y deportes a jefe de deportes y, más recientemente, a jefe de contenidos.
"Echar la vista atrás y hablar de momentos concretos sería tan difícil como injusto. Cada voz que tenía cosas que decir y cada momento, en especial tomar el mando del 'Hoy por hoy Salamanca' con la llegada de la Covid19, ha sido una suma de sensaciones especiales", reflexiona Montilla.
Como jefe de contenidos, Montilla se considera más un capitán de equipo que un líder solitario. "Soy una especie de capitán de un barco donde si estuviera yo solo, el barco se hundiría. Soy un coordinador, un hilo conductor de la redacción, un motivador", describe. Esta colaboración y espíritu de equipo se reflejan en iniciativas como la exposición sobre la radio en el Centro Cultural de Carbajosa. "Nuestra respuesta fue un sí rotundo. Apostamos por apoyar iniciativas que acerquen la historia del medio a cada rincón", comenta con entusiasmo.
En cuanto al futuro de la radio, Montilla es claro: "Su credibilidad es lo que la hace relevante en la era digital. La radio ha apostado por variar en el modus operandi, adaptándose a la nueva era, pero sin variar el mismo, ofreciendo inmediatez y veracidad a sus contenidos". Esta visión optimista y fundamentada es la que ha guiado su carrera y la que espera seguir transmitiendo a las nuevas generaciones de periodistas.
Al reflexionar sobre su carrera, Montilla admite que hay cosas que haría de manera diferente, pero prefiere centrarse en los aprendizajes. "Muchas veces, me arrepiento de cosas que hice o dejé de hacer, pero de todo aprendí. A los jóvenes les diría que aprieten los dientes, cierren los ojos, imaginen una vida llena de triunfos y se pregunten: ¿Y si nada de eso llega, sigo queriendo ser lo que quiero ser? Ahí tienen la respuesta a eso que llaman vocación".
Con su humildad y su dedicación, Ricardo Montilla sigue siendo una figura clave en la radio salmantina y un ejemplo a seguir para quienes ven en la radio no solo un medio de comunicación, sino una verdadera pasión.