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Sociedad

‘Madriz’, con zeta, la apuesta más íntima y sincera de Antonio Varas de la Rosa

​Desde un niño jugando en una fuente pública hasta lugares tan icónicos como la Puerta del Sol, Varas nos habla de la obra que representa sus 27 años de vida en la capital de España
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Antonio Varas de la Rosa, artista plástico | Foto: Luis Cotobal.

Nació en el año 1954, en la ciudad de las grandes oportunidades, Madrid. Allí pasó 27 años de su vida hasta que, en el año 2002 bajo los fuegos artificiales de las fiestas de San Roque, aterrizó en Carbajosa.
 

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Veinte años, como dice la canción, en los que Antonio se ha convertido en una seña inconfundible de nuestra provincia. Llevando el sello y la bandera de Salamanca con orgullo por todo el territorio de nuestro País en los cientos de exposiciones que lleva a sus espaldas y, en multitud de ocasiones, también el de Carbajosa.
 

Es probable que un buen puñado de generaciones mantengan en su memoria para siempre ese apellido, Varas, ya que su papel como docente en la ESO y el Bachillerato marcó indudablemente -fruto de su enfoque educativo- puntos de inflexión imprescindibles para muchos jóvenes con nada claro en su vida.


Les buscaba su luz y sin tirar nunca la toalla, conseguía encauzar el camino de todos ellos. Hoy, jubilado de la tarea de la educación, se dedica enteramente a la pintura.

 
Pregunta: Varas, ¿cómo empezó todo?

Respuesta: ¿Cómo empezó todo?, pues es la clásica pregunta en la que puedo decir que, prácticamente, en el útero de mi madre. Lo digo en plan castizo porque uno es de ‘Madriz’, con zeta, como decimos los madrileños.


Realmente fue de muy pequeño, yo era el ‘abubilla’ del grupo de amigos, el que siempre estaba pintando. Siempre estaba creando, yo era el que hacía los carteles para cualquier fiesta que hacíamos o las camisetas personalizadas, que por aquella época no existían, y es así, como después decidí entrar a estudiar Bellas Artes.


Más adelante comencé mi andadura como profesor de dibujo, docente y ahora, jubilado y pintor las 24 horas del día. 

 

P: ¿Qué artistas han sido siempre tu mayor influencia ante el lienzo?

R: Si te soy sincero, a lo largo de los años fueron unos cuantos, pero después tan solo te quedas con los que se vuelven para ti imprescindibles. Goya, El Greco, Van Gogh y Sorolla. De ahí se alimenta uno y luego alrededor, por supuesto, estará siempre Picasso.


Te alimentas de ellos para poder saber por donde está la línea a seguir y no perderla. Eso también lo hacía Picasso cuando llegaba a la abstracción, volvía para atrás.


En esta exposición de Madrid hay dos cuadros en homenaje a Goya. Y reconozco, que cuando los pintaba, mi pincelada se parecía mucho a la suya y eso te hace sentir realmente orgulloso.

 

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Varas, junto a varias de sus obras en la exposición 'Madriz' | Foto: Luis Cotobal.

P: Los que conocemos de tu trayectoria sabemos que tu identidad gira mucho hacía el collage abstracto, ¿qué estilo llevó a qué?
 

R: Pues fíjate, yo creo que fue el estilo figurativo y el ilustrativo. Fui sobre todo primero dibujante-ilustrador dando vida a cartelería, pegatinas, folletos o portadas y todo eso me llevó a lo que soy ahora mismo. Un pintor que posee una mezcolanza entre distintos estilos y expresiones que se han formado a lo largo de mi vida.


P: ¿Nos puedes explicar el procedimiento de tus obras?

R: Lo primero la cabeza, los ojos y una idea. La empiezas a ordenar en tu cabeza y comienzas a estudiar fotografías, lugares y emociones. Después me dirijo al estudio y allí, en la cueva, agarras la marmita de Astérix y empiezas a cocinar.


Utilizo muchos cientos de fotografías e ideas y al final lo más importante es que me dejo llevar por las pinceladas y así, va saliendo lo que voy sintiendo hasta alcanzar el resultado final.


P: ¿Cómo ves el mundo del arte en general y de la pintura en especial en estos momentos tan delicados para la sociedad?

R: Pues fíjate, precisamente por los momentos que ahora estamos viviendo, el arte, es una fórmula tan buena de poder expresar emociones y tan satisfactoria que debería realizarla todo el mundo.


Me da lástima todas aquellas personas que están aburridas, con el móvil pegado a la mano continuamente sin saber que hacer. No leen, no escuchan música, no pintan, no van al teatro. Son tal la cantidad de posibilidades sin aprovechar, que no comprendo porque decide desaprovecharlas el género humano.


Influye mucho en esto el lado de la política que utiliza el arte para su propio beneficio y después, la dejan a un lado olvidado. Los que gozamos del arte, sabemos y sentimos de su necesidad vital.


P: Hablemos de ‘Madriz’, la exposición que se puede visitar en el “Hotel EuroStars Las Claras” hasta el próximo 5 de junio. ¿Por qué Madrid y de dónde surge? 

R: Pues sinceramente, llevaba varios años detrás de la idea y ya era el momento de darle vida. Madrid, con zeta como te decía antes, está motivada en mis raíces. Soy natural de la capital y siempre me ha tentado mucho hablar de ello desde el pincel.


Quien tenga a bien visitar la exposición, se encontrará con la cita mas íntima y emocionante de mi Madrid, de lo que yo he visto y vivido allí. Desde el rastro, el Parque del Retiro, la Feria de San Isidro, mi homenaje a Goya, ese gato que está en unas almenas y nos recuerda que a los madrileños nos llaman gatos, la Puerta del Sol… En definitiva, Madrid desde mis ojos, desde mis 27 años de vida en sus calles.


P: Desde el punto de vista pictórico y desde tu evolución personal a la hora de enfrentarte al lienzo, ¿qué consideras que ha cambiado en Antonio Varas para destacar en esta exposición?

La soltura. Yo antes dibujaba con más precisión, más exquisitez y hoy por hoy, soy más libre y más emocional. Mis cuadros son más sueltos, más luminosos y, desde luego, puedo presumir de que pinto lo que me da la gana porque pinto por placer.
 

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Obra: 'Atardece el Sol en su Puerta'.

P: ¿Cuál o cuales son tus obras favoritas y porqué?
 

R: Todas en su conjunto son mi obra favorita, ya que el último toque, la última pincelada, se la brindo a todas a la vez. Luego es la gente, cuando ve las obras, quien me descubre cuales son sus favoritas y de ahí saco algún aspecto más significativo de cada una de ellas que antes ni si quiero yo había percibido, pero eso me lo van descubriendo los propios visitantes.

No puedo estar cada día en la exposición, pero me encanta que la gente me pueda escribir cosas, por ejemplo, en las redes sociales, y conocer su opinión más sincera sobre lo que ha visto, es algo que me llena inmensamente. 
 


P: En estos últimos dos años las circunstancias en la sociedad han hecho que el lienzo de la vida se vuelva un poco más gris, tirando muchas veces al negro, ¿cómo es posible conseguir esa hiperactividad de color que hay en tus cuadros con una escenografía que no lo pone fácil?

Es cierto que el entorno influye, pero depende mucho de la persona. Yo soy expresivamente emocional, abubilla y muy positivo. Quizás esa es mi fórmula y en ese sentido, me parezco a mi madre. Ella, hasta el final de su vida fue totalmente positiva y eso va en tu ADN y te acompaña en toda tu historia.


Siempre he sido quizás menos Goya o menos Greco y más Sorolla, más luz. Definiéndome más como pintor del mediterráneo valenciano que castellano, un madrileño de camisa abierta.


Tú lo sabes, me tomo un café con cualquiera y soy capaz de decir a alguien que me esté insultado que se siente a tomar un café conmigo, que yo invito. Todo ese cóctel es quizás lo que me hace poder seguir poniendo el foco en esa hiperactividad de color que antes definías. 
 

Reconoce que no puede pasar un solo día sin que se sumerja en el estudio a dar esas pinceladas que hacen que, al ver una obra suya en cualquier rincón del mundo, sepas sin lugar a dudas que estás delante de un Varas. 
 

Antonio, gracias por esta conversación con nosotros.

Un placer y gracias a ti, nos vemos por nuestras calles.


 

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