Lo que debía ser un espacio referente del deporte local, inaugurado con orgullo en 2007 y renovado hace apenas cinco años, se ha convertido en un auténtico quebradero de cabeza para usuarios y espectadores. El pabellón polideportivo municipal vive este fin de semana un capítulo negativo más desde su construcción debido al notable deterioro provocado por las filtraciones de agua.
La situación es alarmante. Aunque inaugurado hace menos de dos décadas, el recinto ha sufrido constantes episodios de filtraciones desde entonces. En 2020 se llevó a cabo una profunda renovación, con una inversión de 215.000 euros, destinada a mejorar considerablemente sus instalaciones: se instaló un moderno pavimento deportivo de madera, canastas de alta competición, porterías móviles, gradas extensibles y marcadores electrónicos de última generación.
Un proyecto ambicioso que tuvo un coste significativo y que parecía garantizar unas instalaciones deportivas de calidad por muchos años.
Sin embargo, sólo cinco años después, el panorama es completamente distinto. El parquet deportivo presenta ya un estado preocupante en varias zonas de la pista, con algunas lamas dañadas y desgastadas debido al contacto constante con el agua.
Cada día de lluvia, deportistas del municipio deben abandonar momentáneamente balones y equipaciones para armarse con toallas y papel en un esfuerzo desesperado por mantener la pista en condiciones mínimamente utilizables.
Agua sobre las gradas y cubos camuflados
Pero la problemática no afecta únicamente a los deportistas. Los espectadores tampoco se libran del agua que gotea desde el techo directamente hacia las gradas, imposibilitando en ocasiones disfrutar con comodidad de los eventos deportivos.
El elemento más curioso, sin embargo, son los más de treinta cubos distribuidos estratégicamente por el tejado para recoger el agua filtrada. Curiosamente, los recipientes están pintados en diferentes colores para camuflarse con el tejado. Una solución improvisada y rudimentaria que resalta aún más lo precario de la situación.
La gestión de estos cubos roza el surrealismo: se deja evaporar el agua o, en el peor de los casos, simplemente rebosan tal y como se está viviendo en las últimas semanas.
Uno de estos cubos está colocado peligrosamente sobre uno de los marcadores electrónicos, el cual podría verse gravemente dañado e incluso provocar un incendio si el agua desborda sobre él, un escenario nada improbable dado el historial reciente.
La lluvia desplaza a Carbajosa hasta Guijuelo
Esta problemática ya está afectando directamente al calendario deportivo del municipio. Hoy mismo, el Club Deportivo San Roque se ha visto obligado a desplazarse hasta Guijuelo para poder disputar el encuentro previsto inicialmente en el pabellón municipal de Carbajosa, ante la imposibilidad de albergar competiciones en condiciones mínimas de seguridad.
No es un caso aislado, puesto que la incertidumbre de jugar "en casa" ya preocupa seriamente tanto a jugadores como a técnicos, quienes alertan de que esta situación podría convertirse en habitual si no se toman medidas inmediatas.
El impacto también es económico, ya que trasladar partidos a otras localidades implica gastos adicionales para el club y molestias evidentes para los seguidores, obligados a viajar fuera del municipio para apoyar a sus equipos.
La seguridad, una asignatura pendiente en 2021
Conviene recordar que este no es el primer episodio en torno al mantenimiento de las instalaciones deportivas municipales. En 2021, el pabellón sufrió un preocupante accidente por la falta de revisión y mantenimiento de los motores que desplegaban las lonas separativas.
Durante un encuentro habitual de baloncesto, una de estas lonas se desplomó repentinamente sobre un jugador, causándole heridas que hicieron necesario su traslado inmediato al hospital, donde tuvo que recibir varios puntos de sutura.
Tras aquel episodio, la solución adoptada fue simplemente retirar por completo las lonas separativas, dejando pendiente la implementación de una alternativa segura.
Ante esta situación límite, la pregunta que se hacen deportistas, familias y aficionados es clara: ¿Hasta cuándo tendrá que esperar Carbajosa para disfrutar de un pabellón seguro y a la altura de las expectativas? Mientras la lluvia siga cayendo, la paciencia de usuarios y clubes seguirá agotándose entre cubos improvisados y soluciones a medias.
Quizá sea el momento de que, más allá de reparaciones puntuales, llegue una respuesta definitiva a un problema que, lejos de evaporarse, amenaza con inundar de frustración a buena parte del deporte local.