Desde el pasado jueves, agricultores y ganaderos han comenzado a paralizar importantes vías de tráfico, incluida la A-62, provocando significativas retenciones en puntos estratégicos como la glorieta de E. Leclerc, el Polígono de los Villares, y el Helmántico. Estas protestas, que inicialmente se centraron en la frontera con Portugal, han ido escalando y ahora amenazan con llegar hasta la capital.
El sector primario, afectado por una diversidad de modelos de producción y normativas, enfrenta una situación que los profesionales describen como “crítica” y “asfixiante”. Esta desesperación ha llevado a los agricultores y ganaderos de Salamanca a tomar medidas drásticas para llamar la atención sobre sus demandas.
Los manifestantes, que comenzaron sus protestas en la A-62 en Fuentes de Oñoro, han programado para este martes 6 de febrero, movilizaciones desde distintos puntos de la provincia. Con horarios de inicio variados, los tractores planean causar retenciones en rutas clave como la carretera de Madrid, Alba de Tormes, y la dirección a Portugal, con puntos críticos en Ciudad Rodrigo o La Fuente de San Esteban.
El origen de estas protestas radica en una llamada al respeto y consideración hacia el sector. Los manifestantes exigen a la Unión Europea una flexibilización en las políticas ambientales que, según ellos, impiden la autosuficiencia en la producción agrícola y ganadera. Además, denuncian la imposibilidad de competir con las importaciones de países terceros, cuyos estándares sanitarios y medioambientales difieren significativamente de los impuestos en la UE.
En el ámbito ganadero, los problemas específicos incluyen la gestión de la tuberculosis bovina y las pérdidas económicas debido a los altos costes de producción. Los agricultores de cereales, por su parte, piden una PAC más flexible y menos restricciones en las siembras, mientras que los ganaderos de porcino se enfrentan a normativas de bienestar animal cada vez más estrictas.
Estas movilizaciones, que buscan ser “civilizadas y sin incidentes”, pretenden ser un llamado a la acción para las autoridades y la sociedad, subrayando el mensaje de que “la ciudad sin el campo no vive”. La comunidad agrícola y ganadera espera que estas protestas sirvan para iluminar las dificultades que enfrentan y lograr un cambio significativo en las políticas que los afectan.