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Luis Cotobal
Luis Cotobal

Por San Blas, en Santa Marta, a nuestra "Estrella" verás

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Lo sé, el refrán no es así pero es la frase que esta mañana giraba continuamente en mi cabeza. 

 

Y es que en el lienzo cultural de Carbajosa, ciertos colores resplandecen con una intensidad única, pintando un panorama de orgullo y tradición. Entre estos destellos de color se encuentra nuestra estimada Agrupación Musical "La Estrella", un emblema de nuestro rico patrimonio cultural. Hoy, mientras cubría el día grande en honor a San Blas en Santa Marta para El Español, mi segunda casa en el mundo de los medios, he sido testigo de un espectáculo que reflejó la esencia de mi querida Carbajosa.

 

"La Estrella", en su misión hoy de acompañar al patrón de Santa Marta, ha demostrado por qué es tan querida y respetada más allá de los límites de nuestras 'cuatro paredes'. Aunque su presencia es habitual en numerosos eventos nacionales hoy para mi, y quizás por lo inesperado del encuentro, fue especial. Y es que ese guión toca dentro al verlo, ese estandarte que con orgullo lidera la banda, ondeando el nombre de Carbajosa de la Sagrada. Este símbolo, más que un mero adorno, es un abrazo de nuestra identidad, un estandarte de lo que representamos.

 

La admiración de los vecinos de Santa Marta era palpable. Expresiones como "Sí, estos son de Carbajosa y son impresionantes" o "nunca hemos tenido un evento con músicos de este calibre" son testimonios del impacto cultural y emocional de nuestra Agrupación. "La Estrella" no sólo nos pertenece, es un regalo de nuestra sociedad al mundo, un eco de nuestra cultura que resuena en cada rincón donde se escucha su música.

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La Agrupación Musical "La Estrella" durante la procesión en honor a San Blas de Santa Marta.

En medio de un fin de semana exigente -que ha querido parecerse a un mes de agosto- donde mi otra faceta profesional me mantiene encima de un escenario durante tres noches seguidas, con apenas una hora de sueño para reponer energías, el encuentro con "La Estrella" ha sido un verdadero chute de vitalidad. 

 

Y hoy, aunque brilló la música, no me olvido a otro grupo humano igualmente digno de elogio: nuestras majorettes. Portadoras de color y talento que también merecen reconocimiento y aplausos. Pero permitidme que eso lo deje para otro día que llego tarde a una nueva cita con la música, esta vez, en Babilafuente.