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Cultura

El Entierro de la Sardina despide seis días de Carnaval en Carbajosa

‘Ender’, es el nombre que recibe la protagonista este año, motivado por el videojuego Minecraft.
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Un joven vierte sus deseos en la hoguera que protagoniza este tradicional encuentro | Foto: Luis Cotobal.

Los Carnavales de Carbajosa llegan a su fin en la tarde de este martes día 21 y el municipio, de la mano del programa municipal Ciudad de los Niños, dijo “adiós” hasta el próximo año con uno de sus rituales más “tristes”: el entierro y la quema de la Sardina.

 

A las 20:00 horas de la tarde, la comitiva fúnebre de la Sardina partió desde la Plaza del Ayuntamiento portando velas y tambores en sus manos para continuar por las calles Arroyo, Carpihuelo y Juan de Herrera. 

 

El programa municipal Ciudad de los Niños ha llevado la batuta en todo momento sin poder evitar ‘las lágrimas’ ante la imagen de la sardina de grandes dimensiones, elaborada por ellos mismos y portada a hombros hasta llegar a la parcela de la calle Juan de Herrera (junto al Prado de la Vega), donde fue quemada ante el público asistente.

 

Allí, entre lloros y aplausos, quien así lo quiso pudo lanzar al fuego sus deseos más ansiados.

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Los tambores han marcado a la perfección la triste comparsa que vestía a la comitiva fúnebre | Foto: Luis Cotobal. 

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Un poco de historia

 

Este icono del Carnaval, a pesar de sus reminiscencias marinas, tiene su origen bastante lejos del mar. Concretamente, y si nos basamos en varios estudios antropológicos, en el Madrid decimonónico.

 

Según cuenta la historia, durante el reinado de Carlos III llegó a los mercados de la capital en plena época de Carnaval una gran partida de sardinas en muy mal estado, con todo lo que ello conllevaba: un nauseabundo olor a podredumbre. Así que, para evitar quejas por el insoportable hedor, el monarca tomó la decisión de enterrar todo ese cargamento a orillas del Manzanares. Y todo podría acabar en una simple anécdota. Pero el espíritu del país no es así.

 

La historia se convirtió primero en objeto de chanza, luego de mofa y finalmente de conmemoración satírica anual. El entierro de esas sardinas en mal estado se consideró el símbolo perfecto del fin de los desenfrenos del Carnaval.

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