La arena y las bolas de metal: testigos de grandes y arraigadas amistades

La petanca es un juego que surgió en la Provenza, en Francia, a comienzos del siglo XX. Pronto llegó a España, por medio de Cataluña, donde en la actualidad hay más de 300 clubes federados y es habitual observar a toda clase de personas lanzando las típicas bolas metálicas lo más cerca posible de la pequeña bola de color en parques y zonas recreativas.

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En la petanca gana quien consigue lanzar la bola lo más cerca posible del boliche, un esférico más pequeño y de color. Parece sencillo, pero en el juego se despliegan estrategias para complicarle la vida al rival y despejarse el camino a la victoria.

Lo saben bien José, Jesús y Chicho que, a diario echan la tarde en las pistas de petanca del Complejo Deportivo Municipal y que tienen tan afinada su puntería, que a menudo tienen que sacar el metro (el VAR de la petanca) para resolver la partida.

Allí estaban los tres en esta festiva tarde de viernes pero, antes de la pandemia, se reunían hasta 20 jugadores cada tarde. 

“Hoy es la primera vez desde que llegó el Covid que nos hemos vuelto a juntar para jugar y es muy ilusionante”, explican.

La petanca es su rato de expansión del día, ahora que el coronavirus les ha privado de todas las actividades que hacían en su vida anterior. Les ayuda, además, a mantenerse en forma, solo hace falta observarlos un rato para darse cuenta de que la petanca les obliga a moverse. "Cogemos fuerza con las bolas (que pesan 70 gramos), estamos todo el tiempo agachándonos para recogerlas y moviéndonos por la pista".

Ahora solo toca esperar a que la verdadera normalidad regrese a nuestro día a día y que estos grandes veteranos del municipio disfruten de su gran “pandilla” en su rincón favorito de Carbajosa.