La idea de medir el tiempo y de poder visualizar su paso, día a día, se remonta a la antigüedad. Las civilizaciones del pasado adoptaron distintos métodos para poder ser conscientes del momento del año en el que estaban. Las fases lunares, la distancia del Sol a la Tierra y, por tanto, las estaciones se repetían año tras año y el calendario se erigió como el instrumento que servía para orientarse por los ciclos de la naturaleza y que permitía, por ejemplo, una cierta planificación en la agricultura.
El calendario como objeto físico es tan antiguo como las primeras civilizaciones: con el paso de los siglos y los milenios, ha pasado de ser una herramienta utilizada por astrónomos y sacerdotes a ser un objeto utilizado por todos.
Ahora, tras avalancha de la tecnología digital, este tipo de herramientas también se ha digitalizado. Esto ha sucedido hasta tal punto, que los usuarios pueden personalizarlos hasta el más mínimo detalle.
Así, en la tarde de este viernes y bajo las cuidadas indicaciones de Patricia, estos jóvenes han aprendido a utilizar las herramientas que los ha llevado a poder diseñar su propio calendario digital. Algo que, sin duda, exprimirán al máximo durante los próximos 365 días a parte de convertirlo en un bonito recuerdo de manera permanente.