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Columnistas

Carmen Guillén
Carmen Guillén

En los zapatos del otro

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Firma carmen


Hace unos días, una persona me pidió que escribiera algo en este diecisiete de mayo, aparte de ser el cumpleaños de gente querida y de mi querida Luna allá donde esté, es el Día Internacional contra la Homofobia, la Transfobia y la Bifobia.


Aunque no lo hubiera pedido, lo hubiera hecho igual. Quien me conoce un poco, sabe que las causas sociales justas y yo siempre hemos ido de la mano.


En un día como hoy, de 1990, la Asamblea General de la Organización Mundial de la Salud, popularmente conocida como la OMS, decidió eliminar de entre las enfermedades mentales, la homosexualidad masculina y femenina y proclamar el Día Internacional de su visibilización y concienciación este diecisiete de mayo.


Indudablemente las enfermedades mentales, son otra cosa, que nada tiene que ver con quien quieres tener en tu vida. No podemos olvidar que, en algunos Países, en este siglo aún, la homosexualidad y la transexualidad siguen siendo delitos que se siguen persiguiendo y castigando cruelmente.


Bien es cierto que lo que mueve el mundo y no hablo de dinero o poder, que ya sabemos que es capaz de hacer o deshacer, es la educación y aquí fallamos estrepitosamente. Hay que recordar que la LGTB fobia, no es solo cosa de adultos, el bullying LGTBfófico también existe.


Cierto que la sociedad avanza, aunque a veces lo pongo en duda, cuando nos seguimos comportando ante muchas cosas como cavernícolas. Podemos hablar de agresiones, de insultos, de pintadas en paredes, de persecuciones, discriminación, delitos de odio y de tantas cosas que aparecen en los diarios y vulneran Derechos Fundamentales, cuando quizás lo coherente es vivir en sociedad aceptando que cada uno es como quiere ser, sin imposiciones, sin hipocresía y sin que nadie tenga que juzgar a los demás por llevar de la mano a una persona de su mismo sexo o vivir en el cuerpo que desea vivir.


Ponerse en los zapatos de las personas es muy difícil, porque a algunos y algunas les quedan pequeños o demasiado grandes, pero debemos aprender a respetar que la diversidad es parte de la sociedad, porque si todos fuéramos iguales, sería un verdadero aburrimiento vivir siendo el reflejo de esa persona a la que no puedes ni ver.